Yo soy la que estimula a tus instintos.
Encaje sobresaliendo de la blusa, piernas largas bajo una falda de tubo que enmarca las caderas y el glúteo, las manos danzarinas como bailarinas, ojos con vida propia, labios que con pocas palabras te dicen todo lo que deseas oír, cuello desnudo que no impide tu avance, la bondad de mis senos abarca tu hombría, mi vientre anhela el contacto del tuyo y la fuente de mis secretos más oscuros espera por ti.
Me miras de soslayo. Tratas de ignorarme, pero no puedes, sabes que acabarás en mis garras. Entraré en tu vida desde dentro, desquebrajando tu voluntad, volviéndote loco de deseo, nublando tu conciencia y haciéndote mi esclavo.
Cada vez me acerco más y tú mente dice que huyas, pero tus pies no responden. Te quedas mirándome. Mis movimientos de pantera te tienen preso y notas que la tensión crece entre tus piernas.
Te falta el aire y sientes que la cabeza está a punto de estallar. Durante un segundo piensas en ella, sabes que tu mujer espera con la mesa puesta y la comida enfriándose en la cacerola, pero cuando susurro en tu oído dejas la mente en blanco. Nada importa más que nosotros.
Nuestra relación es especial, lo sabes y cada vez luchas menos. Te rindes a mis encantos desenfrenados hasta perder el norte y el sur, la cordura y moralidad.
Ya no hay vuelta atrás y lo sabes. Te entregas al deseo, a la pasión del momento, a la lujuria desmedida hasta sentir que tu alma te abandona cuando llega el clímax y crees tocar el cielo. Entonces robo tu ente al vuelo y la hago presa una vez más. La guardo en una caja para jugar con ella siempre que esté hastiada de tu recato.
Yo estoy grabada en cada mujer que posees. Yo te libero de las ataduras morales para hacer que goces. Yo me llamo Tentación.
Nota: derechos de autor reservados.
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